En cuanto a las familias que visitan los médicos pediátricos, es posible que los diagnósticos de escoliosis se pueden pasar por alto.

Rolando F. Roberto, M.D., autor de este artículo, es cirujano pediátrico de columna vertebral en Hospitales Shriners para Niños - Northern California. Con certificación de la Junta Estadounidense de Cirugía Ortopédica, ha realizado numerosas presentaciones y publicaciones en las áreas de malformaciones de la médula espinal, traumatismos de la médula espinal, trastornos cervicales y, recientemente, sobre la prevención de infecciones de la médula espinal en cirugías optativas de la médula espinal. Beneficiario de varias subvenciones de investigación, ha participado en numerosos estudios de investigación médica.

El Dr. Roberto es profesor clínico adjunto de cirugía ortopédica y el director del programa de residencia en ortopedia en a Facultad de Medicina de la UC Davis, donde se desempeña como profesor desde 2003. Ha recibido dos premios sobresalientes del departamento de cirugía ortopédica en la Facultad de Medicina de la UC Davis. Las afiliaciones profesionales del Dr. Roberto incluyen la Sociedad de Investigaciones en Escoliosis, la Sociedad Norteamericana de Columna Vertebral y la Sociedad de Ortopedia J. Robert Gladden. Previamente enseñó en la Facultad de Medicina de la University of Arizona - Tucson, en el departamento de cirugía ortopédica, donde también recibió dos premios sobresalientes.

La pandemia de COVID-19 causó una reducción dramática en la atención preventiva de rutina. Con menos visitas al doctor, más afecciones quedan sin diagnosticar y tratar.

Según un reciente estudio de la Academia Estadounidense de Pediatría, la pandemia ha causado una reducción dramática de las visitas al pediatra. Dos tercios de los pediatras de atención primaria han reportado las visitas de la práctica.[1]

Como médico, me preocupa cómo la reducción de atención preventiva hoy afectará el estado de nuestra salud pública mañana. Como especialista ortopédico en columna vertebral, me preocupa especialmente cómo afectara esta pandemia a los preadolescentes que están en las primeras etapas de la escoliosis de inicio adolescente.

La escoliosis es una curvatura de la columna vertebral que afecta del 2 al 3 % de la población (de seis a nueve millones de personas en los Estados Unidos).[2] El tipo más común es la escoliosis idiopática adolescente y, por lo general aparece en niños entre 10 y 12 años, durante el crecimiento acelerado justo antes de la pubertad.

Quiero enfatizar que las primeras señales de escoliosis adolescente pueden ser fáciles de desestimar. Entre los 10 y los 12 años, los niños comienzan a cuidar más la privacidad de sus cuerpos. Los padres ya no participan de las rutinas de vestimenta o baño, lo que permite que las curvas propias de las primeras etapas de la escoliosis pasen desapercibidas. Si no se trata, las curvas empeoran con el tiempo. Una tasa de progreso típica es un grado por mes durante el crecimiento adolescente del niño. El ritmo más rápido de progreso se ve en la etapa de crecimiento que ocurre justo antes del comienzo de la pubertad.[3]

A menudo son las enfermeras escolares quienes identifican la escoliosis por primera vez, en estados que financian programas escolares de examen de escoliosis, así como entrenadores deportivos o profesores de educación física que luego informan a los padres. La escoliosis se diagnostica frecuentemente durante visitas pediátricas de rutina, que ahora están en baja. Con la educación a distancia y la falta de participación de los niños en deportes organizados, los padres deben buscar ellos mismos las primeras señales de escoliosis.

Los primeros indicios de escoliosis idiopática del adolescente en preadolescentes y adolescentes con crecimiento repentino incluyen:

  • hombros desparejos
  • un omóplato que sobresale más que el otro
  • costillas más prominentes de un lado
  • cintura despareja y/o diferencia en la altura de la cadera

Recomiendo a los padres que estén atentos y busquen regularmente estos inicios. Si los padres detectan signos de escoliosis, les insta a realizar un chequeo de columna simple sobre los niños en su casa utilizando la app de pantalla de columna de los Hospitales Shriners. Si hay irregularidades, programe una cita con su pediatra enseguida. Aunque no están disponibles al instante, las visitas pediátricas regulares son la mejor forma de examinar a su hijo en busca de escoliosis.

La escoliosis diagnosticada antes de que una curve progrese más allá de cierto punto puede tratarse con un corsé abdominal. El corsé ayuda a que la columna en desarrollo crezca derecha y reduce la probabilidad de necesitar cirugía de columna. Si bien la cirugía de escoliosis es una forma bien establecida, segura y efectiva de corregir ciertos casos, preferimos corregir las curvas con corsés no quirúrgicos cuando sea posible.

Durante la pandemia, recomiendo a los padres que tengan en cuenta la escoliosis. Los niños crecen rápido y la escoliosis sin diagnosticar puede avanzar enseguida. Es importante que revisar la columna de su hijo sea parte de su rutina parental. Y cuando la COVID-19 disminuya, recuerde programar visitas frecuentes a su pediatra para garantizar una buena salud de la columna.


[1] https://www.aappublications.org/news/2020/11/18/pandemicimpact111820

[2] https://www.aans.org/Patients/Neurosurgical-Conditions-and-Treatments/Scoliosis

[3] https://www.chla.org/adolescent-idiopathic-scoliosis

Dr. Roberto

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