La historia de Frankie

Encontrar lo positivo en tiempos difíciles

El mundo de hoy es diferente debido a la pandemia de la COVID-19. Es muy poco lo que no se ve afectado por el efecto dominó del virus. Más allá del impacto devastador en los afectados y sus cuidadores, la COVID-19 ha hecho que casi todos los aspectos de la vida sean más difíciles. Parece casi imposible que algo positivo pueda surgir de tal negatividad mundial. A veces, sin embargo, encontrar “lo bueno” simplemente requiere un cambio en el punto de vista de uno. El atento personal de los Hospitales Shriners para Niños de Cincinnati lo encontró con un niño llamado Francis.

“Frankie”, como lo llama el personal, es de Nigeria. Él nació con paladar hendido severo y eso afectó su capacidad para hablar, comer e incluso respirar. Frankie llamó la atención de Save a Child International, una organización sin fines de lucro fundada por un grupo de médicos nigerianos en Atlanta, Georgia. El objetivo del grupo es permitir que algunos de los niños pobres de África tengan acceso a una atención médica de calidad en los Estados Unidos. Uno de los médicos asistió a un seminario presentado por Debbie Harrell, MSN, RN, NE-BC, directora de relaciones profesionales del Hospital Shriners de Cincinnati, donde se enteró de la habilidad excepcional del personal del hospital en el tratamiento del labio leporino y paladar hendido, y su misión de cuidar a los niños independientemente de la capacidad de pago de la familia. En el otoño de 2019, su organización preparó el viaje de Frankie y su padre a Cincinnati.

Durante su estadía, los dos vivieron en una de las “unidades de atención para la familia” del hospital, las habitaciones tipo motel dentro del hospital. Frankie se convirtió en paciente de Christopher Gordon, M.D., FACS, FAAP, un cirujano plástico certificado por la junta que se especializa en trastornos craneofaciales como el labio leporino y paladar hendido. “El paladar hendido de Frankie es uno de los más graves que he visto”, dijo el Dr. Gordon.

Los planes eran que el padre y el hijo permanecieran en el hospital durante seis meses, el período más largo que permitiría una visa de viaje. Todos querían asegurarse de que Frankie pudiera aprovechar la mayor atención posible antes de regresar a Nigeria. Durante ese período, Frankie tuvo tres cirugías exitosas para reparar su paladar. Ya era tiempo de volver a casa.

Desafortunadamente, al mismo tiempo, la COVID-19 se estaba extendiendo rápidamente por todo el mundo. Los viajes internacionales se detuvieron de golpe, y Frankie y su padre tuvieron que quedarse en los EE. UU.

Por suerte, estaban en el Hospital Shriners de Cincinnati, por lo que nunca hubo una preocupación sobre dónde quedarse o cómo sobrevivir durante este período de incertidumbre. Frankie y su padre podrían seguir siendo huéspedes del hospital hasta que se levantara la prohibición de viajar.

El resultado inesperado fue que ahora Frankie tenía tiempo para recibir foniatría, un lujo que no hubiese sido posible sin el retraso causado por la pandemia. Frankie trabajó regularmente con el departamento de fisioterapia y ergoterapia de Shriners de Cincinnati, y mejoró las habilidades que su trastorno le había impedido durante la mayor parte de su vida.

Incluso los días más oscuros pueden ofrecer un momento de luz. En el caso de Frankie, la prohibición de viajar por causa de la COVID-19 le permitió permanecer en el Hospital Shriners de Cincinnati y aprovechar plenamente sus numerosos servicios que le cambiarán la vida antes de regresar a casa.