La inspiradora historia de curación de Carrie
Expaciente del Hospital Shriners de Boston regresa para hablar en el Simposio Thall
Apenas tres días antes de cumplir 17 años, en abril de 2006, Carrie tuvo un horrible accidente automovilístico a menos de cinco millas de su casa, en Dartmouth, Massachusetts. El choque dejó a Carrie atrapada e inconsciente en su auto. Los residentes locales escucharon el accidente y de inmediato salieron corriendo para ayudar. Un bombero que no estaba de servicio y un carpintero también acudieron al lugar. El carpintero usó su martillo para romper la ventanilla y ambos hombres trabajaron para liberar a Carrie de los restos justo antes de que el vehículo utilitario deportivo explotara en llamas. Sufrió quemaduras de segundo, tercer y cuarto grado en más del 70% del cuerpo y tuvo una grave lesión cerebral. Fue trasladada vía aérea al Massachusetts General Hospital, y luego al Hospital Shriners de Boston. Carrie permaneció hospitalizada hasta noviembre de 2006 cuando pasó a atención ambulatoria.
Los médicos indujeron a Carrie en un coma durante tres meses. Carrie contó que se “despertó a una nueva vida y en un nuevo cuerpo”. Recordó: “Me desperté del coma sintiendo la falta de la mano derecha dominante y con la mitad del pie izquierdo amputado. También me habían amputado el pie derecho. Los médicos quisieron dejarme la decisión final sobre hasta dónde amputar las piernas”.
En consulta con su equipo de atención de Boston y proveedores del Hospital Shriners de Springfield, Carrie decidió que la amputaran uniformemente por debajo de la rodilla para obtener la mejor función protésica. Carrie recibió su primer par de prótesis de piernas la semana anterior a Navidad en 2006, regresó a la escuela secundaria para su segundo semestre del último año y se graduó a tiempo en 2007.
Carrie tiene un poderoso consejo para otros pacientes que están enfrentando lesiones graves similares. “Confía en alguien que haya pasado por esto: Hay esperanza en tus momentos más oscuros. No seas demasiado duro contiguo, permítete un tiempo cuando necesites llorar, pero no te quedes en ese estado demasiado tiempo. Cambia tu perspectiva para concentrarte en lo bueno. Estás vivo y tienes un propósito en la tierra. La vida después de las lesiones por quemadura no es para nada fácil, pero existe un futuro rico y pleno para ti siempre que trabajes por ello”, señaló.
El martes 13 de octubre, Carrie regresará de manera virtual al Hospital Shriners de Boston desde su casa en Texas. Ella compartirá su historia en el simposio educativo virtual Abraham Thall and Sadye Stone Thall. El tema de este año es Atención de quemaduras pediátricas para personal de primera intervención. “Todos los que participaron en mi atención tomaron las decisiones correctas para salvarme la vida y para que volviera a estar de pie. Las lesiones por quemaduras son las lesiones más debilitantes y desfigurativas que puede sufrir el cuerpo humano, y gracias a la medicina moderna y a profesionales de la medicina capacitados y dedicados ahora me va muy bien más de 14 años después de mi lesión”, compartió Carrie.
Antes del accidente, Carrie era una típica estudiante de tercer año en Dartmouth High School junior y jugadora estrella de fútbol. Jugaba en equipos de fútbol de clubes altamente competitivos, y viajaba por todo Estados Unidos y Canadá. Carrie también compitió en Italia cuando tenía apenas 14 años. Fue una de las dos arqueras del noreste seleccionadas para un programa de desarrollo olímpico. Universidades de todo el país le prestaron atención y Carrie fue muy requerida.
Carrie comenzó la universidad en Massachusetts, luego se transfirió a Mississippi College, y se graduó con honores en 2012. Mientras estaba en Mississippi, Carrie se inscribió en un gimnasio para estar más activa y en ocasiones volvió a jugar con la pelota de fútbol.
También comenzó a hacer trabajo de promoción para el Hospital Shriners de Boston como paciente embajadora, y apareció en un comercial para el centro. Allí es cuando Carrie comenzó a interesarse en las relaciones públicas, lo cual la llevó a su carrera actual en comunicaciones. Se mudó a Texas por una oportunidad laboral como especialista en relaciones públicas en el Hospital Shriners de Houston. Ahora, con 31 años, Carrie vive en Texas con su esposo, Justin. La pareja comparte su casa con tres perros activos. Actualmente trabaja como consultora sénior en comunicaciones en Blue Cross and Blue Shield of Texas. Disfruta de acampar con Justin y sus perros. Le gusta pasar tiempo haciendo caminatas y excursiones, levantando pesas y escribiendo.
Carrie reconoce que la atención que recibió en el Hospital Shriners de Boston la ayudó a salir adelante después del accidente automovilístico. “Recibí atención de avanzada en un entorno familiar sin cargas financieras para mi familia. El equipo multidisciplinario abordó mi recuperación desde todos los ángulos: mi salud física general, mi bienestar emocional, fisioterapia y ergoterapia, trabajo social y más. Incluso me mantuve por buen camino con algunas clases privadas mientras estaba hospitalizada”, contó.
“Hay tantas personas que tuvieron un impacto en mí en el Hospital Shriners de Boston, ¡no me gustaría olvidarme de nadie! El Dr. Rob Sheridan, que es un cirujano magnífico, pero también un excelente ser humano, estuvo al frente de mi atención”, dijo Carrie. “También me volví increíblemente cercana al personal de enfermería y a los equipos de fisioterapia y ergoterapia realmente se convirtieron en parte de nuestra familia. Si necesitaba llorar, estaban a mi lado para escucharme. Si quería comportarme con una tonta adolescente e improvisar algo de música, cantaban y bailaban conmigo. Si quería comportarme como una adolescente dramática, sabían cómo guiarme en la dirección correcta. Sin importar lo que pasara, siempre estaban a mi lado. Me encantó pasar a ser una paciente ambulatoria y regresar al hospital para ver a "viejos amigos" y mostrarles cuánto había avanzado. ¡Aún hoy me mantengo en contacto con algunos de ellos!”
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