Una pequeña da sus primeros pasos gracias a su nueva prótesis de pierna
El licuado de fresa con leche tiene un poder: lograr que los niños se sientan como en su casa en el hospital. Bueno, eso y todo un equipo dedicado a brindar a los pequeños y sus familias un nivel de atención excepcional. Si no, pregúntenle a Taylor, una paciente de 9 años, y a su mamá, Rachel. Según Rachel, el personal de los Hospitales Shriners para Niños de Greenville “hace todo lo que está a su alcance para que Taylor esté lo más cómoda posible cada vez que debe quedarse. Hasta le hacen licuado de fresa con leche todas las mañanas, como le hago yo cuando estamos en casa”.
A Taylor le diagnosticaron artrogriposis múltiple congénita (AMC) cuando estaba en el útero, pero su familia nunca supo que esta extraña enfermedad podía tratarse. Los médicos siempre les decían que Taylor nunca podría llevar una vida independiente, ya que la AMC evita que se desarrollen bien los músculos, y causa rigidez y malformaciones en varias articulaciones. Además, el caso de Taylor era de los graves.
Casi sin movilidad en los brazos y piernas, Taylor nunca había podido dejar su silla de ruedas eléctrica... hasta hace poco.
Cuando Taylor tenía 8 años, en un grupo de apoyo de Facebook le recomendaron a Rachel que consultara a Lauren Hyer, M.D., del Hospital Shriners de Greenville, y la experiencia, en sus palabras, les “cambió la vida por completo”.
Después de la aplicación de un dispositivo ortopédico y sesiones intensivas de terapia para ayudar a Taylor a moverse, el equipo de médicos y fisioterapeutas y ergoterapeutas que la trataba se reunió con la familia para debatir sobre lo que consideraba la mejor alternativa: amputar la pierna más doblada y dañada de Taylor.
En el encuentro, Rachel se sorprendió al comprobar que “incluían a Taylor en todas las decisiones que debían tomarse. El equipo explicó todos los hechos y se aseguró de que comprendiera bien lo que implicaba cada uno”. En última instancia, fue Taylor la que decidió proceder con la amputación, y hoy no podría estar más entusiasmada con el resultado: una prótesis hecha a medida y adornada con unicornios.
“Por primera vez en mucho tiempo, tenemos esperanzas”, dijo Rachel. “Le han dado a Taylor una calidad de vida que jamás creímos posible”.
Hace muy poco, Taylor dio sus primeros pasos... y no tiene intención de detenerse. Planea hacer pronto todo lo que siempre soñó, como montar en bicicleta y, con la patineta bajo el brazo, salir a disfrutar el aire libre sin ayuda.
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