Carter inspira a otros amputados
Demuestra que los deportes profesionales siguen estando en el ámbito de sus posibilidades.
Si le hubiésemos preguntado a Carter de pequeño qué quería ser cuando fuera mayor, habría dicho atleta olímpico. Ahora es atleta profesional y ha demostrado que tiene la capacidad atlética para hacer cualquier cosa que se proponga, aunque le falte una extremidad.
Carter nació con una enfermedad compleja y poco frecuente llamada deficiencia focal femoral proximal. Se trata de una anomalía congénita poco común del fémur derecho, que resultó en una discrepancia en la longitud de las piernas. En el caso de Carter, tenía la pierna derecha mucho más corta que la izquierda.
Sus padres recurrieron al Hospital Shriners para Niños St. Louis, a solo dos horas de su ciudad natal de Columbia, Misuri, para la atención ortopédica de Carter. Trabajaron en estrecha colaboración con el equipo médico dirigido por el Dr. Perry Schoenecker, MD, para desarrollar un plan de tratamiento.
Durante sus primeros años de vida, Carter usó un aparato ortopédico para compensar la diferencia de altura. Sin embargo, en un momento la disparidad se hizo demasiado grande. Cuando tenía 4 años, los padres de Carter se enfrentaron a una decisión difícil: alargar la extremidad o amputarle el pie y utilizar un pie protésico.
Después de hablar con otro paciente de Shriners Children's que estaba prosperando después de una amputación, la familia se sintió más a gusto. El Dr. Schoenecker realizó la amputación y Carter continuó asistiendo a controles periódicos con el Departamento de Servicios Ortopédicos y Prostésicos Pediátricos (POPS) en los años siguientes.
Incluso con una prótesis, Carter continuó practicando deportes competitivos, para personas sin discapacidad. Desde el béisbol hasta el baloncesto, Carter practicó de todo, y lo hizo bien. De hecho, era el mejor atleta de su escuela secundaria.
No fue hasta que cumplió 16 años que, poco a poco, empezó a quedar atrás de otros adolescentes de su edad, y se dio cuenta de que su amputación podría estar siendo un obstáculo.
Su sueño era convertirse en atleta olímpico y atleta de la División 1, y en ese momento, se sintió desanimado. A los 18 años, se tomó un descanso de los deportes competitivos y comenzó a asistir a la universidad comunitaria de la zona. A menudo tomaba prestada la identificación de un compañero de cuarto de la Universidad de Misuri para jugar baloncesto en el centro recreativo de la Universidad.
Un día, el entrenador en jefe del equipo de baloncesto masculino en silla de ruedas Mizzou se le acercó. Le había llamado la atención la pierna protésica de Carter. Le preguntó si tenía interés en el baloncesto en silla de ruedas, algo que él nunca había considerado.
Al faltarle un pie, Carter nunca se había considerado "discapacitado". Sin embargo, adaptarse al deporte con una silla de ruedas ayudó a nivelar el campo de juego. Días después, recibió una noticia que le cambió la vida: Asistiría a la Universidad de Misuri con una beca completa para jugar baloncesto en silla de ruedas.
El deporte era el mismo, pero acostumbrarse a la silla deportiva no fue nada fácil. Por primera vez, Carter era el peor del equipo. Le dedicó todo su tiempo y energía a convertirse en un atleta de élite, y finalmente logró sobresalir.
Tan solo dos años después, Carter había dominado el arte de la silla de ruedas deportiva y así se aseguró un lugar en la selección de baloncesto en silla de ruedas de EE. UU. Su sueño se hizo realidad.
Necesitaba deportes adaptados para convertirme en el profesional que soy.
En la selección nacional, tuvo la oportunidad única en la vida de viajar por el mundo, visitando Corea del Sur, Colombia, Turquía y más. Incluso ayudó a la selección nacional de EE. UU. a ganar la medalla de oro en Bogotá.
Jugó simultáneamente en el equipo Mizzou por cinco años y en la selección de EE. UU. por tres años. Disfrutaba de fama y reconocimiento. Sin embargo, en medio de todo el ajetreo y el bullicio, su pasión por el deporte se fue extinguiendo poco a poco. Necesitaba un descanso. Se tomó una pausa de seis años en los deportes y estaba listo para dejarlo, hasta que surgió la oportunidad de jugar en un torneo de golf modalidad scramble.
Su familia necesitaba un cuarto jugador y Carter invitó a su amiga Laura, una exatleta universitaria de golf. Después de eso, tuvieron más citas, a menudo relacionadas con el golf.
Se casaron y tuvieron dos hijos. Carter comenzó a vivir una vida "normal", según los estándares más comunes. Él y su esposa disfrutaban de su tiempo en el campo de golf, compitiendo entre sí por diversión.
Cuando Carter vio el Abierto Adaptado de Estados Unidos por televisión, un nuevo deporte adaptado capturó su corazón. Por fin pudo ver otros atletas increíbles que se parecían a él. Carter sintió que la llama se volvió a encender, con más pasión que nunca. Esta vez, se había enamorado de otro deporte adaptado. Empezó a tomarse el golf más en serio y Laura empezó a ser su caddie, de modo que se volvio asunto familiar.
Durante los últimos dos años, ha puesto su mirada en un nuevo objetivo: el Abierto Adaptado de Estados Unidos. Ahora se está clasificando para importantes torneos de golf adaptado, demostrando que realmente puede lograr todo lo que se proponga.
"Cualquier deporte adaptado es perfecto en el sentido de que una persona que habría sido un atleta de alto nivel, con los deportes adaptados tiene la oportunidad de competir contra otros atletas de alto nivel, y hay igualdad de condiciones", explicó Carter.
"Creo que es fantástico que haya encontrado una manera de mantener vivo su amor por los deportes y que siga evolucionando y adaptándose a los deportes", dijo el supervisor de los Servicio Ortopédicos y Protésicos Pediátricos, Darren Rottmann, BOCP, CPOA, quien atendió a Carter cuando era paciente.
Aunque la amputación le requirió trabajo duro y perseverancia, recuerda con cariño su paso por Shriners Children's, y a menudo comparte nuestra misión con otras personas. “Era un lugar muy amigable. Todos los presentes te hacen sentir especial”, dijo Carter.
“Teniendo en cuenta la cantidad de momentos traumáticos que viví en ese hospital, que hoy en día sea un recuerdo alegre y agradable solo puede ser gracias a los equipos que estuvieron allí y que todavía están allí hoy”, dijo Carter.
Ahora, Carter se ha propuesto inspirar a la próxima generación de atletas adaptados.